Llegó a preguntarse si el hielo sería lo suficientemente fuerte para soportar su peso.
Allí se encontraba nuestro temeroso viajero, arrastrándose con manos y pies, mientras, a su lado, como un viento invernal, pasaba el alegre y confiado conductor con su carruaje, caballos y pesada carga por el mismo río.
Esta historia nos ilustra cómo muchas personas pasan por las dificultades que les presenta la vida:
Unos se quedan en la orilla de la indecisión, incapaces de decidir qué camino tomar. Otros prefieren permanecer allí, tratando de reunir suficiente valor para llegar al otro lado del problema en que se encuentran. Algunas personas se arrastran en la vida por temor a que las dificultades se les vuelvan adversas (se les rompa el hielo). Su fe no es lo bastante fuerte para sostenerlos de pie en medio de la adversidad. Existen los que van silbando por el camino. Saben en quién tienen puesta su confianza y su fe es inquebrantable.
Mi querido amigo, cuando se te presenten por la vida, ríos de adversidades, no debes temer, ni arrastrarte por la vida. Dios nos ha prometido ayuda y con ésta, podemos enfrentar la dificultad y llegar con seguridad al otro lado.