NOTAS BREVES…
La confianza en nosotros mismos no es algo fijo en nuestras vidas. Debe desarrollarse, frecuentemente en forma dolorosa, con cada tarea, con cada cuenta, con cada fecha límite. Y cada día que propiciamos la indecisión y la duda, no sólo afectamos su desarrollo, sino también el nivel de confianza alcanzado previamente.
Hay muy pocas cosas en nuestra vida sobre las que tenemos un control absoluto. Podemos influir en el resultado de una situación. La dinámica de una relación refleja nuestra contribución a la misma. Pero en la mayoría de los casos que se nos presentan en la vida, contribuimos sólo con una parte. No tenemos poder para controlar totalmente el resultado. Sin embargo, hay una área en la que tenemos poder absoluto. Esa área es nuestra actitud. Y la actitud manifestada en cualquier ocasión influirá profundamente en la dinámica de la situación.
El hecho de asumir una postura confiada en un caso nos facilita adoptarla nuevamente en los siguientes. De la misma forma, la duda se alimenta a sí misma. La actitud que decidamos expresar mostrará a los demás qué es lo que pueden esperar de nosotros.
¿Qué postura asumiré hoy? La que elija afectará directamente a todos los resultados. Puedo avanzar con confianza.
Josami.
Hace mucho tiempo existió una posada llamada «La Estrella de Plata», cada día con menos clientela.
El dueño había hecho lo mejor que podía por tenerla bien y satisfacer a los clientes y, al fin, fue a consultar a un sabio.
Este, después de escuchar sus lamentos le dijo que lo único que debía hacer era cambiar el nombre de la posada.
El sabio lo convenció y le dijo que la bautizara «Las cinco campanas» y colocara seis campanas encima del letrero.
– ¿Seis campanas? Eso es absurdo – le dijo el posadero.
-Inténtalo y verás el resultado – respondió el sabio sonriendo.
Así lo hizo el posadero y sucedió que la gente que pasaba por el lugar entraba para advertir acerca del error.
Una vez adentro quedaban impresionados por la cordialidad y el buen servicio y la posada permanecía llena.
Nota: Pocas cosas satisfacen más nuestro ego que corregir los errores de los demás.